Una ayalga en la biblioteca del IES Juan José Calvo Miguel (Sotrondio)

 ¿QUÉ TESORO GUARDA LA AYALGA EN LA BIBLIOTECA?

    Entre las paredes de la biblioteca se guarda un precioso tesoro desde hace 49 años. Huele a papel y tinta y ha ido creciendo con los años, custodiado por una hermosa ayalga.

    Solo podréis sentir su presencia cuando la biblioteca esté tranquila. Quizá, al otro lado de la estantería, oigáis pasar las hojas de un libro, o sintáis movimientos sigilosos. Entonces pensaréis que es alguno de vuestros compañeros del instituto... pero puede que se trate de nuestra ayalga.

        ¿Nunca os preguntasteis quién fue capaz de colocar tantos libros por un orden estricto, entre las estanterías de la sala? ¿Quién fue anotando los títulos año tras año, cuando no existían ordenadores y todo se escribía a mano? 

La ayalga guarda además muchos secretos de todos los alumnos y profesores que fueron pasando por el instituto ¡Cuántas conversaciones ha escuchado! Puede que, incluso, algunas fueran de vuestros padres, pues hubo una época en la que también ellos venían al instituto y dedicaban las mañanas a aprender y prepararse para el futuro. 

¡Qué tiempos aquellos! Era tanta la afición a la biblioteca y tan grande la demanda de libros, que el equipo directivo del centro permitió que se abriera tres tardes por semana. 

     Y es que, hace años, los niños y adolescentes tenían gran afición a la lectura. A través de los historias se asomaban a mundos lejanos, conocían otras culturas y sobre todo, soñaban con otros lugares distantes y fantásticos. 

    Sin embargo, algo ocurrió y la mayoría muchos niños se olvidaron de esta afición. La biblioteca permaneció solitaria mucho tiempo, pero gracias a nuestra ayalga, los libros, revistas y cómics llegaron en perfecto estado hasta hoy, conteniendo hermosas historias que os pueden hacer pasar un rato muy entretenido.

    En este blog, escribiremos sobre estas historias. ¡También vosotros lo podéis hacer! Todos podemos contribuir a custodiar este tesoro que ya tiene 49 años, pues conservándolo, nos haremos inmensamente ricos.